Cada día están más de moda, tanto entre los jóvenes como entre los adultos, mujeres y hombres, las conocidas dietas milagro, que prometen y en muchos casos consiguen unas pérdidas de peso notables a corto plazo. ¿Pero realmente funcionan? ¿Tienen algún peligro? ¿Y qué ocurre a largo plazo?
Dietas como el método Dukan, la Atkins o la paleo-dieta son ampliamente conocidas. Pero con una sencilla búsqueda en internet podemos encontrar rápidamente decenas de ellas.
Las dietas milagro se caracterizan habitualmente por restringir algún tipo de ingesta, bien los hidratos de carbono, bien las grasas, o simplemente por limitar la ingesta diaria de calorías por debajo de la media, fomentando por otro lado el uso de líquidos y batidos, y en muchos casos de productos específicos.
Obviamente estas dietas ofrecen resultados a corto plazo, por puras matemáticas. La cuestión es qué ocurre pasadas estas primeras semanas en la que se produce la pérdida de peso.
Y aquí se plantean dos grandes problemas. Por un lado, estas dietas tan estrictas resultan muy difíciles de mantener en el tiempo, ya que estamos comiendo menos de lo que en teoría necesita el cuerpo.
Por otro lado, se plantean los problemas tanto físicos como psicológicos. En la mayoría de estas dietas tienen como consecuencia déficits de algún tipo de combustible por haberlo eliminado de la dieta, comúnmente hierro, omega-3 y 6, vitaminas y en muchos casos simplemente una fatiga constante al no tener la suficiente energía procedente de los alimentos.
Además las personas que realizan este tipo de dietas habitualmente disfrutan comiendo, por lo que pasado un tiempo no son capaces de llevar una dieta tan controlada y estricta.
La psicóloga Yolanda Pérez, del centro Eclipse, explica en un artículo todas las consecuencias físicas y psicológicas que suponen las dietas milagro, o estrictas.
Como bien explica el artículo, además de todos los problemas y consecuencias que tienen estas dietas milagro, el efecto rebote que se da al abandonar la dieta vuelve a tener consecuencias nefastas, físicas y psicológicas, en aquellos que vuelve a los excesos y la mala dieta.
Es obvio pero muchas personas se niegan a ver la realidad: las personas delgadas, sanas y con buen aspecto, en buena forma, son aquellas que llevan una dieta equilibrada, no cometen demasiados excesos y sobre todo a partir de la edad adulta realizan ejercicios.