Las puertas corridas son muy prácticas y aconsejables para aprovechar al máximo el espacio, sobre todo en habitaciones de poca extensión. No obstante, cuando las piezas de los carriles y los rodillos de las puertas se desgastan, comienzan las dificultades para abrir o cerrar los closets.
Cuando comienzan a trabarse o a descarrilarse las puertas de los closets, es conveniente retirar las puertas y revisar dónde está el desperfecto. Si es necesario cambiar solo el carril, o si habrá que sustituir también el rodillo. En cualquier caso las herramientas que se deben tener a mano son destornilladores, sierra o cortador manual. También será útil contar con un lubricante de grafito.
Para comprobar el origen del problema, debe tomarse la puerta por los dos extremos y levantarla hasta que el rodillo quede fuera del carril. Luego se extrae la puerta y se coloca en un lugar seguro.
Una vez comprobado el daño, se procede a cambiar las piezas necesarias. Si se trata del rodillo, se desatornilla y se sustituye la pieza. Si el daño está en el carril, habrá que desinstalarlo y llevar la muestra a la ferretería para comprar el reemplazo.
Es recomendable sustituir los dos carriles (arriba y abajo), para que el desplazamiento de las puertas sea suave y seguro. En este caso, se toman las medidas y se cortan los carriles nuevos tomando como patrón los antiguos. Es muy importante medir y marcar los puntos donde se abrirán los orificios para los tornillos.
Para instalar los carriles nuevos, es aconsejable utilizar tornillos nuevos. Al momento de la instalación es bueno contar con un ayudante que sostenga el extremo opuesto del carril para evitar que se deforme. Una vez instalados, es recomendable aplicar lubricante de grafito en los carriles. Retirar el exceso con un paño limpio.
Para colocar de nuevo las puertas, se inclinan y se dirigen hacia el extremo superior del carril. Se encaja el rodillo y se baja hasta encajarlo. Verificar que las puertas se deslicen correctamente.