Nuestros hábitos alimenticios generalmente están muy arraigados, ya que muchos de ellos los adquirimos desde que somos niños. Sin embargo, ello no significa que todos sean saludables, por ello es importante evaluarlos para conservar los que sean saludables y cambiar los que afectan nuestro organismo.
Adquirir hábitos alimenticios saludables no significa hacer cambios repentinos y radicales que puedan llevar a perder peso corporal en corto tiempo, pero que pongan en riesgo nuestra salud o afecten a nuestro organismo a mediano y largo plazo, se trata de un proceso sistemático realizado con un enfoque que permita:
- Reflexionar sobre nuestros hábitos alimenticios y valorar su influencia positiva o negativamente en nuestro organismo.
- Sustituir los hábitos alimentarios poco saludables por hábitos más saludables.
- Reforzar nuestros hábitos alimenticios tradicionales y nuevos que sean beneficiosos para nuestro organismo.
Proceso para mejorar los hábitos de alimentación
Este proceso debemos iniciarlo con la reflexión sobre nuestros hábitos alimenticios, para ello debemos conocer cómo es nuestra dieta actual, es decir qué alimentos consumimos, cómo y por qué lo hacemos. Podemos elaborar una lista en la que se incluya:
- Cómo nos sentimos o qué nos impulsa a comer: hambre, estrés, cansancio, ansiedad, etc.
- Qué hábitos tenemos: comemos muy rápido, lo hacemos de pie, cuando no tenemos hambre o nos saltamos algunas comidas como el desayuno.
- Cuáles hábitos son poco saludables, de nuestros hábitos alimenticios debemos identificar los que son poco saludables y están afectando en forma negativa a nuestro organismo.
- Qué factores desencadenan estos hábitos: factores ambientales, estados de ánimo, la ansiedad y el estrés pueden ser los desencadenantes de hábitos poco saludables como comer sin tener hambre o ingerir demasiados dulces o snacks salados.
Enfrentar los factores desencadenantes
Una vez hemos determinado los factores desencadenantes de nuestros hábitos poco saludables, debemos buscar la forma de enfrentarlos y superarlos, incluso cuando no es posible evitarlos. Por ejemplo, si se va a una reunión donde van a dar refrigerios podemos sugerir que se incluya refrigerios y bebidas saludables, incluso podemos llevar algunos para evitar el consumo de los que son poco saludables.
Descubrir estos factores desencadenantes y la forma de cómo enfrentarlos y superarlos es la vía para adquirir hábitos alimenticios saludables.
Adquirir y reforzar hábitos saludables
Cada hábito poco saludable podemos sustituirlo por uno más saludable, por ejemplo:
- Si comemos demasiado rápido, debemos procurar buscar el momento adecuado para comer y tratar de hacerlo de forma pausada, muchas veces la compañía de otra persona ayuda a lograrlo.
- Sí nos saltamos el desayuno, debemos comenzar a evitarlo, planificando lo que vamos a comer para que sea saludable y agradable, iniciemos con poca cantidad de alimentos y podemos ir incrementando poco a poco hasta llegar a la cantidad adecuada para esta comida que es de gran importancia.
- Si comemos a cada rato por ansiedad o estrés, intentemos hacer otra actividad que evite que tengamos que comer, como caminar, leer, escuchar música, dibujar o hablar con otras personas, debemos comer a las horas planificadas y especialmente cuando tengamos hambre.
Reforzar los hábitos alimenticios saludables es el camino a seguir. Sin embargo, es una tarea que necesita de constancia y de paciencia, ya que como seres humanos sufrimos de tentaciones y podemos caer nuevamente en hábitos no saludables, pero lo importante es tomar consciencia de ello y buscar la forma de evitarlos.